martes, 29 de noviembre de 2011

DETECTIVES EN LA GUANTERA, 13: MÉNDEZ




El policía más procaz de España -y Jerez- vive en el Barrio Chino, ése que ahora se llama Raval, de Barcelona. Su territorio linda con el Paralelo y las Ramblas. En su hábitat, el aire es tufo; y los alimentos llevan en su interior la legionela, la salmonella y otros nombres que podrían ser apodos de fulanas. Se trata de Méndez, el intratable. Un tipo que pasea con un pistolón de antes de la guerra y que utiliza, tan de cuando en cuando, que precisaría de una buena limpieza al inicio de cada novela.

Amó el individuo a todas las putas de la calle Mayor de las Ramblas, y alrededores. Se codea con lo más granado de la aristocracia del barrio. Pero el más canalla de la policía, tiene corazón. Y halitosis, fijo. Méndez es un espécimen que mezcla lo rancio de la policía franquista con el desengaño de los ochenta, reúne el pasmo de los noventa con un romanticismo premoderno, y en sus postreras aventuras se convierte en un ser tierno por dentro, duro por fuera, y no es una adivinanza.

Nació de los mejores delirios literarios del enorme Francisco González Ledesma. Al principio apareció como un secundario de lujo, y luego (a codazos con una copa de orujo barato en la mano), se hizo con serie literaria fija. Desde su aparición estelar de starring en Las calles de nuestros padres, y su asentamiento en la premiada "planetariamente" Crónica sentimental en rojo, nos ha concedido la gracia de su presencia en seis historias subsiguientes y una serie de relatos cortos.

Francisco González Ledesma es una de las gemas de alto calibre y de larga duración de la literatura española. Fajado en las novelas del Oeste, -aquellas de intercambio en los quioscos, cuando el libro era una vital materia de reciclaje de los sueños-, y bruñido en el periodismo, forma parte principal de la nómina de autores negros barceloneses. Hombre versátil, une a las profesiones dichas, la de abogado. Con Vázquez Montalbán y Eduardo Mendoza establece el triunvirato de la Barcelona de las Realidades, la de un esperpento con regusto a pasodoble. Aunque pudiese compartir un segundo triunvirato con Andreu Martín y Giménez Barlett, como hizo Julio César. Si se tratase de tres mosqueteros, Carvalho, hombre mucho más serio haría el papel del Aramis de este trío. Al Innombrado de Mendoza no le cabría otro papel que el del juerguista y pendenciero Porthos. A Méndez, inexorablemente, le queda el papel de Athos, viejo curtido, herido por el amor imposible, aquella Anne de Breuil del Paral·lel, pero ¿dónde quedó Milady de Winter?

Esas barcelonas paridas en los libros de esta, o aquella terna, tienen en común el paisaje retorcido y en desbandada de los barrios antiguos: sea Raval o Poble Sec. Lindan con el Exaimple de la burguesía melosa y sin humor, y con el restaurante exótico regentado por pijos que se dan ínfulas de viajes por el mundo y largo viaje en la bragueta. Son barrios que tienen siempre por delante, y por detrás, un antes y un después del año 92. Y conservan el amor por los cuchitriles donde sirven callos, por el vino en porrón, y muestran mucho respeto por los orines que mantienen en pie los vetustos edificios. A esas barcelonas se unen, sin remedio y para siempre, los escenarios de Marsé. Inolvidables. Maestrías Industriales.

Méndez, entre Aramis-Carvalho y Porthos-Innombrado, goza de uno y otro carácter. La canción cheli española debería rendirle pleitesía. En los textos de Ledesma rezuman retahílas, de la misma leche poética que ha chupado Joaquín Sabina. Porque Madrid es también, en los casos nombrados de triunvirato, un referente esencial para un polaco, sin más lealtad que la que el Barça le mantiene al Real Madrid: no son nada el uno sin el otro. Ricardo Méndez es el tipo que vimos girar la esquina del barrio vencido, el único policía que se apiadó de Puig Antich, el padrino que todo ángel con cara sucia debería tener.

La lista de secundarios en sus novelas sería interminable: como esos créditos que nunca acaban al final de una película y que nos impulsa a abandonar el cine, aunque creamos ser capaces de aguantar hasta el cartelito de “second unit”. Por ejemplo La Superioridad, el jefe de turno (han sido muchos los jefes que ha tenido Méndez, y todos terminaron por enviarlo a investigar los tocamientos masculinos en los urinarios públicos), varía y desvaría. Burgueses y advenedizos, chorizos recién salidos de la Modelo, padres justicieros que amamantan una venganza. Los periodistas son personajes inevitables (de casta le viene al autor) y entre ellos destaca Amores, quizá el personaje con más mala suerte del firmamento literario. Mala suerte que se adereza habitualmente con el hallazgo por casualidad de un cadáver, cuando a punto está el plumilla de mojar la minga por lo baratuno.

En escena siempre personajes desdichados: asesinos a sueldo con remilgos, contratantes inductores con mucho dinero y pocos escrúpulos, niñas asesinadas cuando deberían estar jugando a la comba, mujeres con un pasado enraizado en el maquis o un futuro a la sombra de Wad-Ras. Y casas de putas que ya no lo son y meublés que fueron. Inmigrantes sustitutos del cañí maleante, chavales descarriados antes de pasar el sarampión, cafés-bodegas abiertos veinte y tantas horas al día y todas las horas de la noche.

Méndez vive (si es que puede aplicársele verbo tan dinámico) en la trastienda de un bar. Sufre alergia al aire limpio de la parte alta de la ciudad. Aún desconocemos como pudo sobrevivir a París y Egipto: sí, como Poirot, tuvo su crucero por el Nilo. Olfatea el terreno podrido donde debió transcurrir su infancia -si acaso Méndez fue niño alguna vez-, en solitario. Los compañeros de Méndez reniegan del viejo perro sarnoso que consideran más un aparador en comisaría que un camarada. Un tipo con clase. Clase baja, pero clase. "Sospechoso para los franquistas porque cuidaba de los rojos en la cárcel, sospechoso para los demócratas porque había sido policía franquista, sospechoso para sus jefes porque siempre actuaba por su cuenta, sospechoso para los jueces porque no creía en la ley, sospechoso para los macarras porque protegía a las putas, sospechoso para las putas porque éstas no acababan de creer en lo de su impotencia y temían que se presentase hecho un tigre." Sospechoso.

Ledesma conserva una formidable pluma con más de ochenta años. Látigo del poder, cirujano de la podredumbre y la injusticia, segador de la ambición inmobiliaria, de la negra araña de la Iglesia y taladrador de la costra capital con dosis de acracia. Méndez es el personaje modelo de esa novela negra que bucea en la crítica social, con desparpajo, mala leche y mucho dolor. Si atravesó el desierto del franquismo -ése desierto que le inscribió en una lista negra, como un Dalton Trumbo a la española-, de la censura y la prohibición, fue para llegar hasta aquí, para legarnos a un personaje imperecedero. En Francia lo veneran. En España, muchos quisiéramos ser sus hijos. O sus nietos.


Las novelas de Méndez:

Expediente Barcelona, como personaje incidental. 1983
Las calles de nuestros padres. 1984
Crónica sentimental en rojo. 1984
La Dama de Cachemira. 1986
Historia de Dios en una esquina. 1991
El pecado o algo parecido. 2002
Cinco mujeres y media. 2005
Méndez. Serie de relatos, 2006
Una novela de barrio. 2007
No hay que morir dos veces. 2009

Blogspot
La Gangstera

(Octubre 2009. Alfonso Salazar)

miércoles, 23 de noviembre de 2011

APUNTES SOBRE LA NOVELA NEGRA: EL REALISMO DEL SIGLO XXI


Martes, día 29 de noviembre, 19:30 h
Mesa Redonda
Colegio Oficial de Arquitectos de Granada. Plaza de San Agustín s/n.
Alejandro Pedregosa y Alfonso Salazar mantendrán una conversación en torno a la novela negra y policíaca, en la que se hablará sobre los orígenes del género y su desarrollo, hasta llegar al momento de auge editorial que la novela negra vive actualmente,
Serán presentados y moderará el coloquio José Luis Serrano.

Sobre el tema, en este mismo Blog:
DETECTIVES EN LA GUANTERA
MÉNDEZ, 14
ERLENDUR, 13
KOSTAS JARITOS, 12
SALANDER Y BLOMQVIST, 11
SELB, 10
VÁZQUEZ MONTALBÁN, 09
MARIO, EL CONDE, 08
FABIO MONTALE, 07
KURT WALLANDER, 06
NOVELA NEGRA MEDITERRÁNEA
ERAST FANDORIN, 05
GORDIANO, EL SABUESO, 04
BERNIE GUNTHER, 03
GUIDO BRUNETTI, 02
SALVO MONTALBANO, 01



martes, 22 de noviembre de 2011

¿ELECCIONES PROPORCIONALES?







miércoles, 9 de noviembre de 2011

POESÍA QUE QUISE ESCRIBIR


El próximo viernes 11 de noviembre a las 20:30 h, leo poemas de otrxs en el ciclo POESÍA QUE QUISE ESCRIBIR de LA CASA CON LIBROS, ese puño alzado que dirige Luis Melgarejo.
Los habrá de Maiakovski, Prévert, Marcial, Pessoa, Lizano, Papasseit y... Miguel Hernández. Porque La Casa con Libros está en la calle Miguel Hernández de La Zubia, a la que el Ayuntamiento de la localidad acaba de negarle el nombre.

Creo que convendría leer "Rosario, Dinamitera":

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.

domingo, 6 de noviembre de 2011

... Y LLEGÓ EL DÍA DE LA VENGANZA


El Ayuntamiento de La Zubia, Granada, gobernado con la mayoría absoluta del Partido Popular de la localidad, ha decidido por mayoría retirar ciertos nombres dados a calles de la ciudad, corrigiendo una decisión del año 1979. Los nombres que lucían en placas y ya no volverán a figurar en el Google Maps corresponden a Miguel Hernández, Ernesto “Che” Guevara y Buenaventura Durruti.

El acto en sí es un símbolo contra unos símbolos. La decisión se acoge, de manera subrepticia, a la recuperación de nombres tradicionales que las calles tenían en la localidad. De hecho, la Calle Real era tal antes que Calle del Poeta Miguel Hernández. Pero esa plaquita de azulejos recordaba al paso de los ciudadanos a unos y a otros. Pesa más la Realeza que la Poesía. A pocos meses de que se cumplan los setenta años de la muerte del poeta oriolano en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante, cumple La Zubia su desquite. Más allá de la significación política de Hernández, que tuvo sus luces y sus sombras; más allá de su compromiso con la causa democrática republicana; de su simpatía hacia guerreros como El Campesino; más allá de que más que un fusil siempre tuvo un lápiz entre las manos, el renombrado de la calle, en cuanto símbolo, es una afrenta a la memoria literaria hispánica.

La caída en desgracia del revolucionario Guevara, cuando la derecha más rancia se ha desquitado de los velos de disimulo que hasta ahora mantenía, es uno de los hechos de relumbrón que ha traído un torticero revisionismo histórico. Un concepto finalista conlleva que se midan los hechos por sus consecuencias más que por sus intenciones. Y puede ser cierto, y respetable, pero no exime de una tremenda agnosia histórica. El Ché significó esperanza para muchos pobres de la tierra, y creyó –no se debe perder de vista- en una revolución que abogaba por la igualdad, eso sí, antes que la libertad individual, en un momento histórico donde tal concepto resultaba irreprochable y fundamental. Confundir a un asesino con un revolucionario es un tendencioso marchamo de la ideología liberal. En ese cuadro de ignominia ponen a convivir a Hitler junto al Ché, Stalin junto a Miguel Hernández, los sindicatos anarquistas junto al Yihad Islámico y ETA .

De la Memoria Histórica deviene su Contramemoria, aquella que propicia que se mezclen asesinos con defensores de la igualdad en un batiburrillo de muertos injustos. Que la caída legal de placas y estatuas con nombres de asesinos y sediciosos conlleve la caída de los que fueron agredidos y se levantaron en armas, es el colmo de la desvergüenza histórica, social y antropológica. Paga así la derecha con el cobro que creen recibido. Pero no todos los que tomaron un fusil fueron asesinos, como no todos los que dieron su vida en el martirio, en la fidelidad y lealtad a sus ideas, son santos. Por esa sencilla regla de tres a cualquier militar –desde Aníbal a Napoleón-, a cualquier rey o conquistador –desde los Reyes Católicos a Pizarro-, le sería negado su nombre en calle para los restos. Se trata así de un juicio de intenciones. No duelen las consecuencias de los actos realmente, cuántos muertos en cada haber. Duelen las intenciones, la semilla sembrada: pues los tres tenían entre sus fines primordiales la emancipación del ser humano, y ya sabemos que los bueyes tiran a los yugos.

Pero ni Hernández, ni Guevara, ni Durruti precisaron jamás de una calle. De hecho es una costumbre burguesa algo desagradable. Un empeño simbólico de santificación totalmente innecesario y que tradicionalmente ha sido cultivado por las dictaduras y los tergiversadores. Durruti no necesitaba una calle, y posiblemente tampoco la merecía. Suya es esta frase: no nos asustan las ruinas, pues llevamos un mundo nuevo en los corazones. Y ante un mundo nuevo por venir, discutir por los nombres de calles se quedan en empeños de oligarcas, vendettas mafiosas, pasiones de cofradías avejentadas, sueños de prócer, vanos anhelos de gentes sin memoria, meadas de felino para marcar su territorio.

HABLA UN MAESTRO

SILENCIO, HABLA MENOTTI (leer la entrevista en Marca.es)

Algunas joyas:

"Una regla clara es: equipo ofensivo que no achica, no sirve. Es como la alegría de suicidarse. Te suicidas con una sonrisa, pero mueres igual. No sirve."

"El contragolpe es como el amor, se encuentra. No puedes planificarlo. Planificar el contragolpe es una tontería, porque el contraataque puede aparecer, surge, no se prevé."

"Cuando se juega mal, se juega mal; y cuando se pierde bien, se pierde bien."

"Dudo muchísimo de que el Madrid pueda ganarle en juego al Barça. Le puede ganar en el resultado, no en el juego. Desde que está Mou, el Real nunca jugó mejor que el Barça, ni siquiera en la final de la Copa. Ha podido jugar mejor 10 minutos sueltos en un choque, 15 en otro, pero nunca en un partido entero. Y luego le dio la paliza de la historia: el 5-0, que, en el juego, fue un 10-0."

miércoles, 2 de noviembre de 2011

POESÍA QUE QUISE ESCRIBIR

VIERNES 11 de NOVIEMBRE
a partir de las 20:30 horas
POEZÍA

Poesía que quise escribir, 17
con ALFONSO SALAZAR
Con entrada gratuita y regalo al público asistente de una postal con un poema del autor invitado.
Entrada libre. Aforo limitado.

LA CASA CON LIBROS
alojamiento rural
Calle del poeta Miguel Hernández, 19
(antigua calle Real, enfrentico la iglesia)
18140 La Zubia, GRANADA
www.lacasaconlibros.com