sábado, 21 de noviembre de 2009

RARO DE LUNA. JAVIER EGEA

I
Il y a des gens quelque part qui n´en peuvent plus de silence
(Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio)
Louis Aragon


Allí
donde las islas
donde floten los párpados aquellos
las negras islas
las definitivas arenas secretas allí
cuando se agota el brillo de los abordajes
allí mientras llaman las sirenas últimas
pequeña perla negra
donde las islas negras
allí
donde quizá los cofres aquellos entonces entrevistos

No No era este el lugar
Para ti siempre quise
avenidas sin látigo
plazas sin gentes pálidas que se desploman
chapoteando caen mientras que sangran y por siempre caen
del verdín de las gárgolas y de las cicatrices
sobre reinos vastísimos de laberintos y de topos
caen
Quizá fuera posible
quizá pensé que al menos esa lluvia de los ojos de patio
algún día tomar las islas negras a embestidas
para tu cuerpo
para las cruces en el mapa de fuego

No No era este el lugar
ni su aventura alquilada
definitivamente para ti

Pero oigo las andanadas secas contra muros y sueños
todo enmudece frente a las altas sienes sin alba
todos los brazos cierran sus mundos presentidos
en el punto de mira de la noche tirita su silencio
y mis ojos ahora perdidos
-ropa olvidada en perchas ya sin luna-
entre los siete por siete metros de estampida
buscan tus otros ojos perdidos
tus otros bosques sin galope

Al entrar
siete por siete pozos por siete olas por siete labios despoblados
y a las charnelas
a su desvencijado saludo
respondo siempre habito este palacio
por los reinos del frío del frío
voy a las grutas del 2.º B
nadie con esa llave
nadie con esos ojos al entrar
siete por siete mares por siete soledades

¿Cómo contar ahora que la muerte se llama 2.º B
cómo decir 2.º B sin abismarse
por la tiniebla de porteros eléctricos y solos
cómo decir a nadie yo soy el enamorado del 2.º B
quién saca la basura del 2.º B
dónde se prende la luz del 2.º B
cómo vivir
cuando su nombre pálido te cerca?

Hay noches que no ofrecen
sino palomas ciegas en sus escaparates
Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio

Soledades al filo de la pólvora
soledades que tienen chaqueta en su respaldo
soledades con banqueros al fondo
soledades de las torres
las desmoronadas torres
soledades canallas bogando las venas y los albañales


No No era este el lugar ningún lugar nunca más un lugar



II

Il y aura une pelle au vent dans les sables du rêve
(Siempre habrá una pala al viento en los arenales del sueño)
André Breton



Entre tanto
quién por los peldaños con la baba de dudosas luciérnagas
quién en el rellano de las adormideras
quién entre tanto quién en los altos fosos perdido

Perdido en los pasillos del chamarilero
que compra las arañas plateadas
y golpea los vientres y disfraza las llaves
y pone tachaduras en el destino de los embalajes
frágiles
mientras al fondo pájaros
pájaros angustiados entre la miserable caravana de espejos
inquietan los recodos
los anaqueles con el brillo negro de los zapatos familiares
Todo
todas las mariposas ante la encrucijada de terciopelo
Cámaras
agazapadas cámaras
y los mínimos ojos disecados

He aquí que me citan con el tambor y la melena
aquí me arrojan contra las redes azules y soñadas donde nadie
he aquí el horizonte de alfileres
Abro:
las camisas tendidas dan al valle
Al valle donde al fin
el trapecista mira las lluvias estancadas
mira el rizo la vela la sombra de ortigas
al fin desde la fiebre que tendieron las lunas de pechos urgentes
mira desnudo al fin en las faldas del lago
las más verdes ortigas del verdinegro lago

Entre tanto
el ahogado cruza las teclas negras del pianíssimo
el trapecista solo sin ruiseñores ciegos
los trapecistas solos sobre la pasarela
contrastan con el sueño
tres saltos y una muerte
que resbala
resbala
resbala

Entre tanto baldíos
el ahogado que besa sus estrellas ahogadas
los ahogados que fueron a cegar ese valle
con siglos y violetas en sus pómulos fueron
a cegar esos ojos de los valles baldíos

III



Ses yeux sont dans un mur
et son visage est leer lourde parure.
Un mensonge de plus de jour,
une nuit de plus, il ný a pas d´aveugles…
(Sus ojos están en un pared
y su rostro es un pesado adorno.
Una mentira más del día,
una noche más, ya no hay ciegos…)
Paul Eluard



Algo se desvanece
alguien sitiado por las profundas iniciales
por las altas soberbias lobas contar la nieve del decreto
alguien de cualquier obra menos de paraíso
con los brazos marcados por agujas de oro alguien se desvanece

Desmoronadas
a sombra húmeda que parpadea
al filo de la esquina con sus cuervos alineados
antes de los disparos
desde las inscripciones sorprendidas en vela
en la forzada vela
desplegadas sobre el muestrario de todos los vacíos
despintadas de rosas de ocres de timbres del pozo
desvanecidas
huelen a paramera
a camisa quebrada en el escombro
a sombra húmeda que parpadea

No No era este lugar

Entre las alambradas esa orden oscura
despereza los brazos y las uñas manchadas de erizos
abre para la muerte las cabinas que siempre trepidan
gira sus brazos gira contra las soledades
en cada ojo clava los desolados crímenes de la estrella

No No hay ventanas enfrente
ni cabelleras sueltas en los hombros de enfrente

Miedo de la ceniza acostumbrada
miedo de tanto raso con las alas inmóviles
miedo de las centenas y de los labios y de los miles
miedo que sabe a gruta cegada por los sapos
miedo de sus aceras y de sus párpados y de sus réditos

No Para nadie lo quise
Sólo un guante vacío
Sólo las aduanas y la lluvia con las firmas en blanco

No No era este el lugar

Pero búscame allí
pequeña perla negra anticipada perla
por las gavias de las naves secretas suéñame allí
allí mientras destiñen los tatuajes últimos
ven con las águilas mensajeras en tromba
ven a las islas ven a mis ojos ven esperada
en este allí rescátame de todas las sentinas.

(Raro de Luna, Javier Egea, Hiperión, 1990)

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